Florencio Varela: profundo dolor en el último adiós a Brenda y Morena, víctimas del triple crimen
Este jueves, el dolor se hizo presente de manera silenciosa y profunda en una casa velatoria de San Justo, donde familiares, amigos y vecinos despidieron a Brenda del Castillo y Morena Verdi, dos de las jóvenes asesinadas en el triple crimen narco que sacudió a Florencio Varela. La tercera víctima, Lara Morena Gutiérrez, será velada en las próximas horas en otra sala de la zona.
La conmoción por el brutal hecho, que dejó a tres familias destrozadas y a toda una comunidad en estado de shock, se reflejó en cada gesto, en cada abrazo y en cada mirada que buscaba consuelo entre tanta tristeza. El ambiente era de un dolor contenido, atravesado por el desconcierto que dejan las muertes que no deberían haber ocurrido.
Uno de los momentos más difíciles se vivió cuando la abuela de Brenda y Morena, visiblemente quebrada por la pérdida, sufrió una descompensación durante la despedida. Fue asistida rápidamente por personal del SAME, que acudió al lugar para brindarle atención médica y estabilizarla.
Hasta las 18 horas, las puertas del velatorio permanecieron abiertas para quienes quisieron acercarse a acompañar a las familias en su duelo. El clima era de respeto y silencio, con muestras de cariño hacia las jóvenes y de impotencia frente a la violencia que una vez más golpea a los barrios del conurbano.
Mientras tanto, la investigación judicial sigue su curso. Este jueves también se realizó el traslado e indagatoria de los cuatro detenidos, acusados de haber participado en el ataque. Los imputados enfrentan cargos por homicidio agravado, mientras la fiscalía continúa recolectando pruebas y tomando declaraciones para determinar con precisión el grado de responsabilidad de cada uno.
Las primeras líneas investigativas apuntan a un posible ajuste vinculado al narcotráfico, una hipótesis que vuelve a poner en foco la situación de vulnerabilidad en la que viven miles de jóvenes en distintas zonas del conurbano bonaerense, donde la presencia del narcotráfico gana terreno ante la ausencia de políticas integrales de contención y prevención.
El crimen no solo deja una marca imborrable en las familias de Brenda, Morena y Lara, sino que también expone una problemática más amplia: la necesidad urgente de respuestas estatales concretas frente a la violencia narco que se cobra vidas cada vez más jóvenes.
Este episodio, como tantos otros, se suma a una realidad dolorosa que persiste: comunidades enteras conviven con el miedo y la incertidumbre, mientras claman justicia y mayor protección. El triple crimen de Florencio Varela no es solo una tragedia personal. Es, también, una alarma social que interpela a todos.
