Estafa telefónica a jubilada cordobesa
Cómo los delincuentes accedieron a su cuenta y tomaron un crédito de 2 millones de pesos.

Una jubilada cordobesa sufrió una estafa telefónica que comenzó con un simple mensaje de WhatsApp, y culminó con el robo de fondos de su cuenta bancaria y la toma de un crédito de 2 millones de pesos. El caso pone de relieve los peligros que enfrentan los adultos mayores en un mundo cada vez más digitalizado y la necesidad urgente de educación en seguridad cibernética.
Mabel, jubilada nacional de Córdoba, vive con una pensión mínima que recibe a través del Banco Nación. Con el esfuerzo habitual de su generación, ha aprendido a manejar sus gastos y realizar transacciones desde su celular, incluyendo el uso de una billetera virtual que le genera pequeños intereses diarios. Este hábito le resulta más seguro que cargar efectivo o usar la tarjeta de débito, especialmente en su barrio de la zona noroeste de la ciudad, donde los arrebatos callejeros son frecuentes.
Sin embargo, a pesar de su cautela, Mabel no pudo escapar de una nueva modalidad de fraude que se está extendiendo entre los adultos mayores. La estafa comenzó cuando recibió un mensaje a través de WhatsApp. El texto, aparentemente enviado por un conocido supermercado que tiene sucursales cercanas a su casa, ofrecía una «atractiva promoción». Para acceder a este beneficio, el mensaje incluía un enlace que Mabel, de manera inocente, tocó.
Esa acción fue suficiente para que los delincuentes pudieran acceder a sus datos bancarios. Al instante, los estafadores transfirieron el saldo de su cuenta bancaria a sus propias cuentas, todas dentro del mismo banco. Pero no se conformaron con eso: tomaron un crédito a nombre de Mabel por 2 millones de pesos.
Los delincuentes lograron sortear la barrera de seguridad del banco, que exige una fotografía para verificar la identidad del solicitante. Para ello, se comunicaron nuevamente con Mabel, esta vez desde el mismo número de WhatsApp, fingiendo que estaban llamando desde el supermercado de la «promoción». Le pidieron que cambiara a videollamada y le indicaron cómo posicionarse frente al celular para tomar una foto. Con esa imagen, los estafadores pudieron completar la operación.
Poco después, el crédito fue transferido a las cuentas de otros dos jóvenes, cuyas identidades fueron detectadas a través de los números de CUIT en la denuncia policial.
La respuesta de la víctima y la acción del banco
Al día siguiente, Mabel, ya consciente de que había sido víctima de un robo, se dirigió a su sucursal bancaria. Luego de varias horas de espera, relató lo sucedido a una empleada que, lamentablemente, estaba acostumbrada a escuchar este tipo de historias. Enseguida comenzó la peregrinación burocrática: primero, acudió a la unidad judicial correspondiente a su domicilio, luego regresó al banco y, por último, se dirigió a la jefatura de policía para completar la denuncia.
Tras presentar la denuncia, Mabel pudo iniciar el trámite dentro del banco. Las semanas siguientes incluyeron varias visitas a la sucursal para verificar el estado de su caso. Finalmente, el banco asumió la responsabilidad del perjuicio causado, y la misma empleada que la atendió al principio le informó que el seguro cubriría la pérdida. En pocos días, Mabel vio restablecido el saldo de su cuenta y el crédito de 2 millones de pesos fue eliminado.
Reflexiones sobre la estafa
Este caso resalta varios puntos importantes sobre la seguridad digital y las vulnerabilidades en las que caen muchas personas, especialmente los adultos mayores:
- Seguridad digital en smartphones: Aunque las actualizaciones de seguridad de los sistemas operativos como Android se realizan con frecuencia, los ciberdelincuentes parecen siempre estar un paso adelante. Un simple clic en un enlace malicioso es suficiente para que los hackers accedan a datos bancarios sensibles.
- Plataformas bancarias: Los bancos han implementado múltiples capas de seguridad, como la verificación de identidad mediante fotografía. Sin embargo, estos mecanismos no son infalibles y aún pueden ser vulnerados por métodos tan simples como el engaño telefónico.
- Educación digital: Este caso pone de relieve la necesidad urgente de educar a la población en general, y especialmente a los adultos mayores, sobre los peligros que implica el uso de herramientas bancarias electrónicas. Es fundamental que se impartan capacitaciones sobre cómo identificar posibles fraudes y cómo proteger sus datos personales en el entorno digital.
La historia de Mabel es un claro recordatorio de que la tecnología puede ser tanto una herramienta útil como un riesgo si no se toman las precauciones adecuadas.