Fernando Albareda seguirá preso por el asesinato de su madre
El fiscal Juan Pablo Klinger dictó la prisión preventiva de Fernando Albareda, acusado de matar a su madre, Susana Montoya, en un caso que conmocionó a Córdoba.
El fiscal Juan Pablo Klinger firmó este lunes la prisión preventiva de Fernando Albareda, militante de Derechos Humanos, acusado de asesinar a su madre, Susana Montoya. El crimen ocurrió el 1 de agosto en la casa de la víctima en barrio Poeta Lugones, Córdoba. Albareda, según la investigación, intentó encubrir el asesinato con amenazas falsas, atribuyéndolo a grupos de tareas de la última dictadura militar.
Susana Montoya, de 74 años, fue encontrada con un cuchillo incrustado en el cuello y manchas de sangre en la palma de su mano. En una de las paredes de su dormitorio había un mensaje amenazante: “Los vamos a matar a todos HDP”, lo que en un primer momento se atribuyó a grupos represivos de la dictadura. Sin embargo, las investigaciones revelaron un móvil distinto: codicia.
Pruebas «abundantes» contra Fernando Albareda
Fernando Albareda quedó imputado por homicidio calificado por el vínculo, por odio y por codicia. Según el fiscal, quería quedarse con los 76 millones de pesos que el Gobierno de Córdoba le iba a pagar a la familia en concepto de indemnización por la desaparición de su padre, Ricardo Fermín Albareda, durante la última dictadura militar. Las pruebas en su contra son, según Klinger, “abundantes”.
Desde el inicio de la investigación, el principal sospechoso fue el propio Fernando. Su hermano, Ricardo Albareda, aportó datos que resultaron determinantes para su detención. Ricardo sostuvo que la ausencia de signos de violencia en la puerta de la casa de su madre indicaba que el asesino había ingresado con una llave, lo que lo llevó a sospechar de Fernando. Además, el desorden en la habitación de Montoya y la cercana recepción de la millonaria indemnización aumentaron las sospechas.
Ricardo, que mantuvo una relación más estrecha con su madre, aseguró que Fernando había estado distanciado de ella durante años, lo que podría haber generado resentimiento. El fiscal Klinger basó buena parte de la imputación en los indicios aportados por Ricardo, incluyendo la falta de signos de lucha o ingreso forzado. Fernando, por su parte, se defendió diciendo que había sido víctima de persecuciones por su activismo de derechos humanos, aunque las pruebas lo señalan a él como el autor del crimen.
El asesinato de Susana Montoya conmocionó a Córdoba. No solo por el trágico hecho en sí, sino también por el trasfondo familiar y la herencia de una lucha vinculada a la última dictadura. En las próximas semanas, se avanzará en la etapa indagatoria, donde Fernando Albareda deberá enfrentar las graves acusaciones en su contra.