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mayo 13, 2025
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Con flores para Francisco y un guiño a los pobres, León XIV marca su camino

El Papa León XIV protagonizó este sábado una jornada intensa de oración, comunión e identidad pastoral. Tras visitar el Santuario de la Madre del Buen Consejo en Genazzano, el Pontífice hizo una parada inesperada en la Basílica de Santa María la Mayor para rezar ante la tumba de su predecesor, Francisco. En un gesto cargado de simbolismo, colocó una rosa blanca —flor que evocaba a Santa Teresita, muy querida por el Papa fallecido— sobre el mármol grabado con la palabra “Franciscus”.

El ingreso de León XIV a la Basílica, ya cerrada al público, sorprendió a los fieles presentes para el rezo del Rosario vespertino. Al grito de “¡Leone, Leone!” los asistentes lo recibieron con emoción. El Papa se detuvo en la capilla de la *Salus Populi Romani*, ícono mariano profundamente vinculado a la historia espiritual de Francisco, donde rezó brevemente y ofreció flores. Luego, se dirigió a la tumba del Pontífice argentino para un momento íntimo de oración en silencio, rodilla en tierra, rodeado por una multitud que guardó un respetuoso silencio.

El gesto fue seguido por una salida en la que saludó a religiosas, familias y peregrinos visiblemente emocionados, antes de regresar discretamente al Vaticano.

Ese mismo día, León XIV presentó oficialmente su escudo y lema papal. El escudo, de fondo azul y claro, combina un lirio blanco con la simbología agustiniana de un corazón atravesado por una flecha sobre un libro cerrado. Su lema, *In Illo uno unum* (“en Aquel único, uno”), tomado de San Agustín, expresa su deseo de unidad en Cristo para toda la Iglesia.

Horas antes, el Pontífice se había reunido con el Colegio Cardenalicio en el Aula del Sínodo. Allí explicó su elección del nombre pontificio: un homenaje a León XIII, autor de la encíclica *Rerum Novarum*, que marcó el compromiso de la Iglesia con la cuestión social durante la primera revolución industrial. León XIV indicó que la Iglesia de hoy debe afrontar nuevos desafíos sociales, especialmente los derivados de la inteligencia artificial y la transformación del trabajo, siempre desde la justicia, la dignidad humana y la fraternidad.

Acompañado de los cardenales, el Papa delineó las prioridades de su pontificado: verdad, justicia, paz, fraternidad, unidad eclesial, misión y atención a los descartados. Reivindicó el legado del Concilio Vaticano II y de Francisco, especialmente la *Evangelii Gaudium*, con su llamado a una Iglesia misionera, sinodal y cercana a los pobres. “Recojamos esta valiosa herencia y retomemos el camino”, exhortó.

León XIV agradeció especialmente a su antecesor Francisco, cuya muerte calificó como “un acontecimiento pascual”. Destacó su estilo de vida sobrio y confiado en Dios, y pidió que ese espíritu guíe a la Iglesia en esta nueva etapa. “Dios ama comunicarse en el susurro de una brisa ligera”, afirmó, llamando a todos a ser oyentes dóciles y fieles del plan divino.

En el cierre del encuentro, el Papa citó a San Pablo VI y su deseo de que “una gran llama de fe y de amor ilumine a todos los hombres de buena voluntad”, renovando su invitación a la colaboración para que la Iglesia sea faro en tiempos de oscuridad.

Con gestos de profunda espiritualidad, evocaciones del pasado y un claro horizonte social, León XIV dio sus primeros pasos como guía de la Iglesia, proyectando un pontificado que busca unir y transformar desde la fe.