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noviembre 6, 2025
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La crisis golpea al empleo industrial

Mabe reestructura sus plantas en Córdoba y hay preocupación en el sector.

El impacto de la recesión y el avance de las importaciones se sienten con fuerza en la industria de los electrodomésticos. En Córdoba, la empresa Mabe, que tiene plantas en Luque y Río Segundo, anunció una reorganización de su producción que afecta a más de 200 trabajadores, en medio de una fuerte caída del consumo interno.

La decisión de la compañía se suma a la situación crítica de Electrolux en Rosario, donde continúan las suspensiones rotativas de unos 400 empleados. En total, más de 600 operarios en el país ya sufren las consecuencias de un mercado paralizado y la retracción de ventas.

El 31 de octubre, Mabe comunicó oficialmente un proceso de reorganización que apunta a concentrar la producción en su planta de Luque, donde se fabrican lavarropas, secarropas y cocinas, mientras que el complejo de Río Segundo pasará a operar como centro de control de calidad, servicios y almacenamiento.

La compañía explicó que la medida busca “preservar las cadenas de valor locales y mejorar la competitividad frente al ingreso de productos importados”.

El gerente de Relaciones Institucionales, Alejandro Iglesias, señaló que ambas plantas estaban trabajando al 50% de su capacidad y que la concentración de tareas permitirá “ganar eficiencia y reducir gastos logísticos”.

En Río Segundo trabajan actualmente 250 empleados. Según fuentes de la empresa, una treintena aceptó retiros voluntarios con un pago superior al de la indemnización legal, mientras que al resto se le ofreció traslado a Luque, a unos 60 kilómetros, con transporte provisto por la firma. Quienes no acepten relocalizarse podrán acceder a un acuerdo indemnizatorio del 110%.

La compañía también recordó que recientemente invirtió 25 millones de dólares en la planta de Luque, y ratificó su compromiso con la producción nacional, aunque reconoció que las “adaptaciones” resultan inevitables frente al desplome del consumo y el encarecimiento de los costos.

El caso de Mabe refleja la situación de todo el sector: la mayoría de las fábricas de línea blanca trabaja entre el 50 y el 60% de su capacidad instalada. Las cámaras empresarias advierten que la combinación de caída del poder adquisitivo y apertura importadora está poniendo en jaque a la producción nacional.

“Competir con productos importados a precios muy inferiores es prácticamente imposible”, advirtió Iglesias.

En Córdoba, el impacto no se limita a las plantas principales. Las pymes proveedoras de componentes y servicios que dependen de Mabe y otras ensambladoras también sienten el golpe: algunas ya aplicaron recortes de turnos o adelantos de vacaciones ante la falta de pedidos.