«Es una herida abierta»: la Arquidiócesis de Córdoba informó 13 casos de abusos en el primer año de trabajo de la Comisión
El sacerdote Sergio Colmenares explicó cómo funciona la comisión creada por la Iglesia cordobesa y afirmó que la institución “ya no puede callar ante estas situaciones”.

A un año de la creación de la Comisión Arquidiocesana de Cuidados de las Víctimas y Prevención de Abusos, la Arquidiócesis de Córdoba presentó su primer informe anual y confirmó que durante el período se registraron 13 casos vinculados a distintas formas de abuso, cinco de ellos de carácter sexual. El organismo, impulsado por el cardenal Ángel Rossi, surgió como respuesta a las exigencias del papa Francisco de establecer mecanismos institucionales de atención a víctimas y prevención dentro de las diócesis.
El padre Sergio Colmenares, referente del equipo, explicó en diálogo con Puntal que la creación de la Comisión buscó pasar de un sistema de recepción de denuncias a un modelo más amplio de cuidado y acompañamiento. “Antes existía una oficina que tomaba informes, pero no había un trabajo sistemático de seguimiento. Hoy la prioridad es estar cerca de las víctimas y prevenir nuevas situaciones”, señaló.
Según Colmenares, el organismo está compuesto por distintas áreas, entre ellas una oficina de escucha, que recibe y canaliza los testimonios de personas que denuncian abusos o vulneración de derechos. “La función es acompañar integralmente. Se ofrece ayuda espiritual, psicológica y, si la persona lo desea, asesoramiento legal. La libertad de la víctima es central en todo el proceso”, explicó. El sacerdote aclaró que la comisión no tiene atribuciones judiciales ni eclesiásticas para juzgar los hechos, sino que actúa como instancia de recolección de información y derivación. “Nosotros elevamos los informes al obispo. No emitimos juicios, pero garantizamos que la persona sea escuchada y contenida”, sostuvo.
De los 13 casos registrados en el último año, cinco fueron denunciados como abusos sexuales, mientras que el resto corresponde a abusos de autoridad y de conciencia. Según detalló Colmenares, de los cinco casos sexuales, cuatro provienen de instituciones educativas o movimientos que ya realizaron sus propios procedimientos internos. Solo uno corresponde directamente a un ámbito eclesiástico de la Arquidiócesis y fue elevado al obispo para su resolución.
El sacerdote explicó también las diferencias entre las categorías que maneja la comisión: el abuso sexual puede involucrar contacto físico o no, e incluye situaciones de palabras, imágenes o conductas inapropiadas; el abuso de autoridad se da cuando una persona impone su poder o posición para condicionar a otra; y el abuso de conciencia se relaciona con la manipulación de la libertad interior, especialmente en contextos espirituales o de confesión. “Son conceptos que la Iglesia toma de estudios tanto religiosos como civiles, y que sirven para identificar distintas formas de vulneración”, indicó.
La jurisdicción de la comisión se limita a la Arquidiócesis de Córdoba, que incluye la capital provincial y algunas localidades cercanas. “Hemos recibido denuncias tanto de la ciudad como de poblaciones vecinas. Cada diócesis es autónoma en este trabajo”, aclaró Colmenares.
El sacerdote reconoció que el sistema todavía está en desarrollo y que no todas las diócesis del país cuentan con la misma estructura. Sin embargo, destacó que “en la mayoría de las jurisdicciones eclesiásticas de Argentina ya se están conformando equipos o comisiones similares, con distintos nombres pero con el mismo objetivo: acompañar y prevenir”.
El padre Colmenares reconoció que los casos de abuso representan “una herida abierta” para la Iglesia y que su abordaje exige una mirada autocrítica. “No hacemos silencio, no nos callamos, son heridas lacerantes que están en nuestra iglesia a nivel universal, que están en nuestro país, por lo tanto no tenemos que hacer oídos sordos ni mirar para el costado, sino que es una realidad que está, que la tenemos, por eso nos hacemos cargo”, expresó.
El sacerdote subrayó que el informe presentado busca transparentar el trabajo realizado, pero también mostrar una actitud diferente frente a un tema históricamente silenciado. “Durante años, muchas víctimas no fueron escuchadas. Hoy queremos que sepan que hay un espacio donde pueden hablar y ser contenidas”, señaló.
A un año de su creación, la comisión cordobesa intenta consolidarse como un ámbito de respuesta institucional dentro de la Iglesia local. Aunque los números presentados son modestos, el desafío es enorme: generar confianza en las víctimas, garantizar el seguimiento de los casos y promover entornos seguros. “Estamos en un proceso de aprendizaje y cambio. Falta mucho por hacer, pero el primer paso es reconocer que este problema existe”, concluyó Colmenares.