Aguilar Soto mató a Catalina en un contexto de violencia de género y para procurar su impunidad
La Justicia cordobesa reconoció un entramado de violencia psicológica y simbólica en un vínculo de amistad desigual. La Universidad Nacional de Córdoba inaugurará una plaza con el nombre de la víctima.

En un fallo que marca un precedente en el reconocimiento de nuevas formas de violencia de género, la Cámara en lo Criminal y Correccional de 11° Nominación de Córdoba condenó a prisión perpetua a Néstor Aguilar Soto por el femicidio de Catalina Gutiérrez, ocurrido en un contexto de violencia psicológica y con el agravante de procuración de impunidad.
El tribunal —integrado por las vocales María Susana Frascaroli y María Gabriela Rojas Moresi, junto a un jurado popular— halló probado que el acusado ejercía un vínculo de dominación simbólica disfrazado de amistad, que culminó en un crimen planificado y un intento de encubrimiento que no logró ocultar la verdad.

La relación entre Aguilar Soto y Catalina fue calificada por la Justicia como una “amistad tóxica”, en la que el acusado pretendía decidir sobre la vida, el tiempo y los afectos de la joven. Según el fallo, el agresor mantenía una conducta de control emocional, exigiendo atención constante, manifestando celos e imponiendo límites a las decisiones personales de Catalina.
El tribunal también identificó que este patrón se repetía con otras mujeres, pero no con sus amistades varones, lo que evidencia una relación desigual de poder basada en el género. “Imponía su dominación solapadamente por ser hombre, hacia una mujer, por considerarla en un plano inferior”, señalaron las camaristas.

La noche del femicidio, Catalina fue atacada tras una discusión en la casa del acusado. Aguilar Soto la golpeó hasta dejarla inconsciente, la maniato, la estranguló y luego quemó su cuerpo y pertenencias en un intento de borrar las huellas del crimen.
Su plan, sin embargo, fue desmontado por las pruebas forenses y tecnológicas: la geolocalización del celular que Catalina compartía con su hermana y las imágenes de cámaras de seguridad cercanas lo colocaron en el lugar y momento del hecho.
El tribunal valoró además que el acusado actuó con el fin de preservar su imagen social y mantener su “vida perfecta”, tal como se refirió durante el juicio. Para la Justicia, esa conducta revela un narcisismo extremo y desprecio por la vida de la joven.
La mayoría del jurado popular coincidió con las vocales en aplicar los agravantes de violencia de género y procuración de impunidad. Sin embargo, dos jurados votaron por una condena por homicidio simple y una tercera jurado consideró que existió violencia de género pero no el agravante por impunidad. El presidente del tribunal, Horacio Carranza, no emitió su voto al no haber empate.
La sentencia incluyó un mensaje dirigido a la familia y a la sociedad. “Catalina será recordada como quien lo dio todo, hasta su vida, en pos de una amistad sincera y sin dobleces”, expresó el fallo, al destacar su entrega, empatía y compromiso afectivo como contraposición a la conducta del agresor.
Este reconocimiento apunta a revalorizar los vínculos saludables y a advertir que la violencia de género puede existir más allá de las relaciones de pareja, también en vínculos de amistad que esconden control, manipulación o dominación.
En paralelo al fallo, la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) anunció la inauguración de la Plaza Catalina Gutiérrez, un espacio colectivo de memoria que será abierto el lunes 14 de abril a las 17 en el patio norte de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, donde Catalina estudiaba.
La iniciativa, impulsada por estudiantes, docentes y autoridades universitarias, busca transformar el dolor en conciencia, y consolidarse como un lugar de encuentro, justicia y construcción comunitaria. “Es un gesto de memoria activa, un lugar para recordar y transformar desde el amor”, expresaron desde la UNC.
La familia de Catalina agradeció el acompañamiento de la comunidad universitaria y subrayó que la lucha no termina con esta condena. “Seguiremos construyendo memoria y exigiendo justicia. No queremos más Catalinas”, expresaron.